Ser artista no es fácil en ningún lugar del mundo y en ese sentido, Argentina, no es la excepción. Desde hace casi doscientos años, los arquitectos que construyeron las obras más emblemáticas de la nación o bien cayeron en el más absoluto de los olvidos o bien, en el más ingrato reconocimiento de sus obras, tal como fue el caso de Francisco Salamone, padre de muchas de las criaturas que persisten en diferentes pueblos de la provincia de Buenos Aires y en otros tantos lugares del interior.