03 Apr
03Apr

Desde que Bram Stoker en 1987 se inspiró en el Castillo Bran para ambientar la historia del Conde Drácula, el castillo perdió su verdadera identidad y se transformó en un espacio cargado de mitos y misterios que se prolongaron hasta el día de hoy. Si bien es cierto que allí pasó una temporada Vlad Tepes (considerado el “empalador de los Cárpatos” y a quien los rumanos le deben el hecho de no haber sido conquistados por el temerario imperio otomano) no es cierto que habitó allí toda su vida ni mucho menos que lo haya utilizado como guarida para cometer sus fechorías sangrientas o para descansar eternamente en un ataúd escondido en alguno de los miles de rincones que alberga. 

Si bien todos esos elementos que definen la identidad del Conde Drácula fueron tomados de diferentes crónicas o historias transmitidas oralmente a lo largo de los siglos, lo cierto es que Stoker jamás pisó el castillo y ni siquiera anduvo alguna vez por esos Cárpatos que tan bien describió y que dejan en el lector la sensación de que todo lo que utiliza en la historia fue previamente experimentado por el, cuando en realidad, no fue asi. De esa forma, sobre la base de una enorme inventiva y un genio literario como pocos, la pieza de Stoker terminó por imprimirle al castillo una historia y una identidad que no le correspondían en la realidad. Sin embargo, lejos de difamarlo o someterlo a un juicio por falta a la verdad los transilvanos tomaron la concepción de Stoker y la sumaron a una cantidad de leyendas, prácticas y rituales que llevaban  cabo los diferentes pueblos gitanos asentados hitóricamente allí para capitalizar el mito y hacer de su pequeño poblado al costado del castillo una de las ciudades que más fascinación e intriga genera en Europa del Este.

Ahora bien, la historia real del castillo es bien distinta a la propuesta por Stoker y poco tiene que ver con haber sido la residencia de un vampiro paranoico motivado por venganza.  Creado en el siglo XIV para que oficiara como defensa entre la zona de Transilvania (que por entonces era la cercana a Bran) y Valaquia, a lo largo de los siglos fue sufriendo una serie de modificaciones que lo transformaron y le imprimieron una identidad típicamente rumana, diferenciada de otros espacios similares de Europa del Este. Así es como supo ser morada ocasional de Vlad Tepes en el siglo XIVy luego residencia de la Reina María de Rumania (desde el fin de la Primera Guerra Mundial) el castillo, mas allás de un lugar encantado o tenebroso, funcionó como un emblema del poder político en Rumania. 

Cuando en 1948 Rumania pasó a integrar el bloque de repúblicas socialistas soviéticas (U.R.S.S) el Castillo Bran cayó bajo el dominio del soviet moscovita obligando a la princesa Ileana (hija de la reina María) y sus seis hijos que allí residían a abandonar el país debiendo pasar por Suiza y Argentina para poder desembarcar finalmente en Estados Unidos, sitio en el que permanecieron hasta la caída del comunismo en Rumania cuando en 1993, una vez finalizado el mundo bipolar y terminado el proceso de la Guerra Fria, el gobierno democrático que asumió el poder tras el fusilamiento de Nicolae y Elena Ceaucescu le devolvieron el palacio a los familiares de la reina. 

Desde entonces, el Castillo está abierto al público como museo privado que intenta conservar y dar a conocer el patrimonio de la Reina Margarita y algunos de los objetos de Vlad Tepes que aún se conservan allí. Si bien les fue muy difícil evadir el interés que el mismo despierta como consecuencia del mito creado por Bram Stoker supieron capitalizarlo muy bien logrando año tras año un aumento de visitantes más que considerables. 

En este artículo-fotorreportaje los invito a recorrer el castillo y descubrir algunos de los secretos que esconde, además de los que le atribuye el mito y los relatos fantásticos: 

EL ÁMBITO DEL CASTILLO

Para acceder al Castillo Bran lo más aconsejable es hacerlo mediante auto o en bus de excursión contratando el servicio en algun operador turístico. Ubicado a 215 km de la ciudad de Transilvania, el castillo se encuentra enclavado en un peñasco sobre los Cárpatos por lo cual se debe subir por una rampa empinada de 60 metros de altura que, más allá de  estar en excelente estado y ser cómoda para el ascenso, no deja de implicar un esfuerzo físico moderado, por lo cual no es aconsejable visitarlo con niños, personas mayores u otras con movilidad reducida.

A medida que se asciende por la rampa se observa una serie de senderos que a diario algunos viajeros o escaladores con más experiencia los utilizan como circuito alternativo al oficial de la rampa. Tomarlos implica aceptar ciertos riesgos (en los alrededores suele estar plagado de insectos o alimañas típicas de las zonas boscosas) y tener ciertos conocimientos de senderismo y escalamientos por lo cual, no son aconsejables atravesarlos en horarios donde la luz del sol no ofrece una buena visibilidad.

Otros de los elementos que aparecen en el ascenso es una serie de banners que de un modo sencillo cuentan pequeñas historias y aportan datos de color para que cuando se llegue a la cima y se esté en el interior del castillo la experiencia resulte lo más completa posible y se disfrute en su totalidad

Los pequeños acantilados rocosos que rodean al castillo y que dificultan el acceso a su interior ( con esa finalidad justamente fue creado en el siglo XIV) están plagados de cruces medievales e insignias que fueron dejando los moradores a través de los siglos. Muchas de ellas guardan una estética muy parecida a las que aparecen en las diferentes versiones cinematográficas que se hicieron de Drácula.

El Castillo se muestra soberbio a medida que se avanza por la rampa ubicada en la ladera de la colina 

Cúpulas con formas curiosas, ventanas medievales y formas arquitectónicas que comparten estilos de Oriente y Occidente le dan al Castillo ese aire que lo vuelven particular y único por partes iguales. 

VLAD TEPES: EL HOMBRE QUE DIÓ ORIGEN AL MITO

No caben dudas de que Vlad Tepes III (o Conde Dracul, como se lo conocía en la región) fue uno de los personajes más emblemáticos de la historia de Rumania, tanto que supo inspirar con su presencia y sus acciones a una de las novelas más leídas, traducidas e interpretadas de la literatura mundial. Si bien para el lector universal medio Vlad fue un sanguinario empalador que bebía la sangre de sus víctimas lo cierto es que, para los rumanos no lo es, ya que su historia oficial lo considera como uno de los grandes ídolos nacionales que protegió a Valaquia del avance de los turcos otomanos quienes, ante la masacre producida por su terrible ejército, se desviaron más allá de los Cárpatos y se hicieron con el territorio de la actual Hungría (de allí las similitudes fonéticas y de escritura que existen entre el idioma turco y el magyar)

A partir de aquel acontecimiento traumático para el Imperio Otomano comenzó a circular la leyenda de que Vlad era un terrible y despiadado príncipe que inflingía sufrimientos extremos a sus víctimas (que en realidad eran enemigos que lo atacaban) además de beber sangre y practicar la antropofagia como consecuencia del odio que le provocó la muerte temprana de su amada esposa -quien se cree que fue una dama de la nobleza húngara- a quien Stoker hábilmente tomó para su relato y la llamó Mina. Desde entonces, el mito se expandió por todo el planeta como un reguero de pólvora y se transformó no sólo en un objeto de estudio para historiadores, sociólogos, antropólogos y religiosos sino, además, en uno de los temores más universales de la condición humana ya que supo atravesar todas las culturas, mentalidades y credos. 

Durante los años del comunismo, la figura del conde Drácula como un ser mitológico asociado a los "Strigoi" fue rechazada totalmente por Nicolae Ceaucescu, líder del partido en el país, dado que él era hijo de campesinos y sabía muy bien que aquellos mitos no eran reales y que significaban un resabio de los tiempos en que el pueblo ignorante y oprimido estuvo bajo el dominio de  los boyardos, quienes se valían de aquellas creencias para someterlos y esclavizarlos. 

El único cuadro que se hizo de Vlad Tepes lleva el nombre de Retrato de Vlad Tepes III el empalador o Drácula (1431-1476) y es de autor anónimo. Dicha pintura sirvió de inspiración para que Bram Stoker ideara la estética de su personaje y, a partir de la publicidad del mito, se trasformó en un verdadero ícono para que artistas, dramaturgos y cineastas realizaran sus propias versiones. La pieza que está exhibida en el castillo es una de las copias más antiguas que existen del original, el cual se exhibe en la Galería de Arte del Castillo Forchtenstein en Burgenland, Austria. 

Texto que reproduce invocaciones medievales para apaciguar el poder terrorífico de los "Strigoi"o muertos vivos que los transilvanos creían como seres reales. Hasta el día de hoy parte de la población rumana (sobre todo la que se asienta en espacios rurales) cree en la presencia de los "No vivos" de quienes dicen que por las noches abandonan sus féretros y se lanzan a la búsqueda de víctimas para saciarse con su sangre.

En una de las salas que rodean la supuesta recámara de Vlad Tepes se encuentra una serie de recortes y afiches que exhiben las diferentes representaciones que se hicieron de Drácula en el mundo del séptimo arte. Desde el primigenio Vlad de Bela Lugosi al Drácula de Francis Ford Coppola, todos tienen su lugar como muestra del homenaje que el mundo del cine hizo de su figura.

Algunos ambientes del castillo aún hoy mantienen diferentes objetos y elementos decorativos que datan del siglo XIV. En la imagen puede observarse las puertas y los descansos de piedra que datan de aquellos años y demuestran el enorme trabajo de restauro y conservación permanente.

Reconstrucción de la habitación que habría ocupado Vlad Tepes en su paso por Bran mientras luchó  contra el avance del Imperio Otomano. 

  Antiguas armaduras medievales dan cuenta del pasado guerrero del cual fue escenario el castillo

La famosa escalera que comunica pasadizos ocultos entre las paredes del castillo fueron una de las inspiraciones de Stoker a la hora de esrcibir su famosa novela.

LA OTRA HUÉSPED DEL CASTILLO: LA REINA MARIA DE SAJONIA-COBURGO

La reina María de Sajonia Coburgo fue una de las cinco reinas consortes de la casa de la reina Victoria de Inglaterra y habitó en el Castillo Bran después de la Primera Guerra Mundial, cuando aquel dejó de considerarse un castillo embrujado y se transformó en la residencia de verano de la monarquía rumana. Criada por la corona inglesa para ser una de las mujeres que asegurara las alianzas matrimoniales para mantener unidas a las coronas europeas, vivió alli buena parte de su vida hasta su muerte en 1939. A lo largo de su reinado María fue una monarca abnegada (Durante la Primera Guerra Mundial rompió el protocolo real y se trasladó al campo de batalla como enfermera de la Cruz Roja donde logró salvar a cientos de soldados que peleaban contra el poderoso imperio austro-húngaro defendiendo la libertad y autonomía del país) y amada por todos, tanto que, a su muerte, debieron trasladarla a Bucarest para rendirle allí un funeral de tres días con la intención de que todo el pueblo rumano pudiera despedirla. 

De su paso por el castillo queda una serie de ambientes que supo habitar y modificar con su exquisita presencia, unos pocos muebles muy bien conservados y algunas vestimentas que se atesoran como patrimonio histórico y cultural del pasado rumano. 

Dos retratos de la reina predilecta de su pueblo. En su juventud, con apenas 15 años (cuando llegó a Rumania para contraer matrimonio con el principe Fernando de Hohenzollern-Sigmaringen) y otro en los últimos años de su vida portando la corona que la identificó como monarca hasta su muerte en 1939.

                               Recámara principal en la cual durmió hasta el día de su muerte

Calentadores de bronce y alfombras con piel de animales cazados en la cercanía eran del agrado de la reina y sus familiares. Ambos se repiten en otras recámaras del castillo por lo cual hace creer que formaban parte del estilo real.

              El mobiliario que perteneció a la reina está exhibido al interior del castillo

                                         Sala de estar ubicada dentro de la habitación principal

            Pequeña sala de lectura ubicada en una de las buhardillas de la cúpula principal del castillo

El cofre laminado en oro y con un trabajo de repujado oriental es una de las piezas mejor conservadas del patrimonio real y su paso por el castillo

Desde los ventanales ojivalados del interior del castillo se obtienen unas vistas increíbles del pueblo Bran (Hoy Transilvania) ubicado en una de las laderas de la colina sobre la cual se asienta el castillo

La altura en la que se encuentra, las enormes cúpulas estilizadas y la dificultad de escalarlo desde el exterior lo vuelven, además de un castillo, una verdadera fortaleza medieval con un enorme poder defensivo en tiempos de expansiones imperiales.

Los balcones que guardan el estilo medieval de cuando fueron construidos terminaron siendo un ícono por el cual se reconoce al castillo. Dicha fachada ilustra tapas de libros, postales, pinturas y souvenirs de Transilvania.

Los amplios paredones exteriores que conservan diferentes inscripciones en latín o en rumano fueron una fuente de inspiración para el Drácula de Stoker. Cuando se está allí es inevitable no evocar la escena del film de Francis Ford Coppola en la que el Conde ya anciano (interpretado por Gary Oldman) se trepa por alli y se eleva como si se tratara de un mortífero reptil.

El Patio principal del castillo deja en evidencia los elementos que se usaron para su construcción en el siglo XIV cuando se lo pensó como muralla de contención o frontera entre Transilvania y Valaquia, además de método de defensa ante el avance de los Turcos Otomanos.

El famoso pozo que aparece en la historia de Stoker y en la mayoría de los films que se hicieron de ella se transformó en un espacio ideal para que los visitantes al castillo dejen su donación y ahuyenten - según la leyenda- a los vampiros u otras malas entidades que habiten al interior del castillo y que los pueda aquejar o poseer durante la visita.

Unzip Romania (Diana Neculaescu y Christian Tourguide)

Castillo de Drácula (Sitio Oficial)

Documental Reina Maria de Rumania (UNED España)

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