Para muchos el nombre de Transilvania está relacionado con un pueblo de gitanos que pelea día y noche para auyentar la presencia del Conde Drácula y muchos de sus vampiros que circundan la zona. Si bien es cierto que durante años (desde mediados del siglo XIX cuando Bram Stoker creó su famoso vampiro basado en los relatos que hicieron famoso al Príncipe valaco Vlad Tepes) el cine y la literatura crearon el mito del vampiro e hicieron de Transilvania una tierra que cobijara todo tipo de miedos, traumas y creencias sobrenaturales, lejos de ser un reducto paranormal, se trata de una región de una enorme belleza enlavada en el centro de los Cárpatos, por lo cual se la considera el corazón de Rumania.