Si bien Bucarest es una ciudad en la que abundan edificios de estilo parisino del siglo XIX, una interesante arquitectura modernista y espacios influenciados por los diferentes países vecinos de Europa del este, hay uno que se impone sobre el resto: la Casa del Pueblo Rumano o Popurului . Lo cierto es que lo que distingue a la Casa del Pueblo rumano no es solo su tamaño (es el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono y allí trabajaron cerca de 1.000.000 de empleados durante los años del comunismo) sino, además porque es una de los mejores ejemplos de la megalomanía desplegada por el matrimonio Ceaucescu en aquellos años en que gobernaron el país como la cabeza del PCR- Parido Comunista Rumano.
Al asumir la presidencia de Rumania en 1974, el sueño de Nicolae Ceaucescu incluía un proyecto a largo plazo que le permitiría hacer del país una de las más grandes potencias de todo del bloque comunista. Para ello, desde sus inicios, adoptó una postura de enfant terrible y se rebeló en varias oportunidades al soviet de Moscú siendo no sólo crítico de las políticas de aquel sino, además, adoptando para su país unas costumbres y unas formas que más se acercaban a la etiqueta parisina que a la austeridad rusa. En poco tiempo solicitó préstamos al exterior y mandó a construir en Bucarest un conjunto de avenidas kilométricas decoradas con decenas de fuentes fastuosas, enormes bulevares, edificios megalíticos para albergar a diferentes instituciones gubernamentales y una serie de espacios verdes que, en muchas ocasiones, llevaron a la destrucción masiva del patrimonio histórico y cultural de la capital registrándose entre las pérdidas más memorables un par de iglesias de la edad media y algunas catacumbas que databan de los tiempos del imperio romano.
Sin embargo, su mayor sueño era construir un enorme edificio que, bajo el nombre de Popurului (Casa del Pueblo) albergara la sede administrativa de su gobierno y con una capacidad digna de acoger al casi millón y medio de empleados públicos que trabajaban por entonces para el Estado comunista rumano. Así es como en 1977 y luego de producido uno de los más grandes terremotos que se vivió en Bucarest, el “Conducator” (tal era el nombre con el que se autoproclamaba Ceausescu) decidió que sería en esos terrenos en los que se encuentra hoy el edificio donde debía realizar su mayo obra, la cual si, saldría bien, lo llevaría a ser recordado por su pueblo como una verdadera divinidad.
De eso modo comenzó una ardua tarea de recomposición del suelo y una puesta a punto de cimientos fuertes que pudieran soportar la enorme estructura y fue recién en 1895 cuando se dio inicio a la construcción. Los interiores del enorme palacio fueron diseñados para que Nicolae y Elena pudieran moverse allí como si se tratara de dos reyes salidos de un cuento de los hermanos Grimm pero la fatalidad del destino hizo que jamás lo pudieran ver terminado ya que en diciembre de 1989, caído el Muro de Berlín y desarticulado el comunismo en todo el ámbito soviético, la pareja fue fusilada en vivo y en directo ante un pueblo que festejó la caída de uno de los regímenes más negros y controvertidos de todo su pasado (lamentablemente entraron en la historia no como dos líderes memorables sino como dos genocidas y perpetradores de una de las más negras dictaduras que viera Europa en el siglo XX)
Desde entonces, la Casa del Pueblo se salvó de ser destruida y en el nuevo proceso democrático supo albergar allí al Parlamento rumano (el cual en la actualidad utiliza solo un diez por ciento de la estructura total del predio) y desde el 2007 se transformó en la sede del Museo Nacional de Arte Contemporáneo y el Parque del Totalitarismo y Realismo Socialista, ubicado en las inmediaciones de la enorme estructura. Muchos rumanos críticos del régimen y que no olvidana las atrocidades a las que estuvo sometida la sociedad en los años en que fueron gobernados por el Conducator, consideran que el Popurului debería ser considerado un verdadero monumento a la vergüenza.
Ahora bien, antes de ingresar en el fotorreportaje quisiera compartiesles esta infografía que les permitirá tomar una verdadera dimensión de la magnitud del edificio y porqué está considerado uno de los más importantes del mundo.
NICOLAE CEAUCESCU Y EL SUEÑO DE LA CASA PROPIA
La enorme presencia de la Casa del Pueblo hace que se vea inevitablemente desde cualquier punto del centro de Bucarest. Ubicada al final del Bulevardul Unirii (uno de los más grandes y concurridos de la capital rumana) emerge soberbia entre las copas de los árboles y ofrece una postal inolvidable de lo que fueron aquellos años en los que el comunismo dominó a buena parte de Europa del Este. La zona no sólo es una de las más distinguidas de la capital - allí se encuentran algunos de los edificios más lujosos y modernos de la topografía bucarestina- sino que además cuenta con algunos de los espacios verdes mas amplios y que resultan elegidos por los habitantes para realizar paseos, andar en bicicleta o disfrutar de largas caminatas.
En mi visita llegué muy temprano, cerca de las 9 am. Como aún faltaba tiempo para que abriera la taquilla decidí caminar por la zona y recorrer en su totalidad el el perímetro del edificio. Si tomáramos el parámetro porteño de medidas (en el que 100 metros equivalen a una cuadra) podría asegurar que cada uno de los tres lados que circundan al Popurului tienen una distancia equivalente a unos 1000 metros por cada lado, dejando exhausto a cualquier caminante y quitando las ganas de irse antes de encontrar la puerta de ingreso. Cuando se está allí sobreviene la idea de que la aglomeración del centro está bastante alejada y el edificio, soberbio e incólume en el medio del espacio, observa atento el convulsionado tráfico que atraviesa a altas velocidades las avenidas que lo circundan, volviendo a esa zona un verdadero autódromo a cielo abierto.
Luego del recorrido me dirigí a la entrada principal y me quedé observando el estacionamiento de los autos oficiales donde los diputados y senadores dejan sus vehículos por las horas que se encuentran sesionando al interior del Parlamento. Promediaban las 10 am y una pequeña fila de turistas, ubicados cerca de las boleterías, emitían bocanadas de humo dando fiel testimonio de los cinco grados bajo cero que marcaba el sensor de temperatura en aquella mañanita de enero. Media hora después, un amable empleado se nos acercó y en varios idiomas nos invitó a ingresar en la boisserie en la cual se encontaraba la boletería y desde donde vi, para mi enorme alegría, una cafetería que se me apareció como un verdadero espejismo en medio del desierto.
Nos informó que el ingreso sería a partir de las 11 am por lo cual tenía tiempo para tomar un café y paliar la baja de temperatura a la que me sometí mientras recorrí las murallas del edificio. Mientras estuve allí recomponiéndome con un café de maquina y un manjar dulce típico, me quedé mirando las enormes escalinatas que oficiaban de entrada e intenté imaginarme como habría sido aquel espacio cuando poco más de un millón de empleados ingresaba por allí todas las mañanas y en pocos minutos ocupaban sus lugares en oficinas que supuse, también, de enormes dimensiones y repletas de gente.
De la visita al monumental edificio quedaron estas imágenes que les comparto:
El enorme edificio se encuentra amurallado por un paredón de cemento que lo contiene en todo su perímetro. Si van a visitarlo asegúrense de dirigirse a la entrada principal (única) ubicada en el Bulevardul Natunile Unite ya que el resto de las calles que lo circudan no tiene acceso al interior del edificio y pueden hacerlos caminar enormes distancias como las que se observan en la fotografía.
El salón de la entrada principal es uno de los 1.100 que están ubicados al interior del edificio. A partir de allí se da inicio al recorrido que dura aproximadamente unas tres horas y que permite ver toda la estructura, menos la sede del Parlamento ya que las visitas se hacen en el mismo horario en que el mismo se encuentra sesionando.
La Sala de Confererencias es la que puede verse en muchos de los documentales que hablan de la vida política de Rumania o bien porque fue tomada en los diferentes discursos de Nicolae Ceaucescu. Allí se llevaron a cabo varias reuniones del PCR- Partido Comunista Rumano y por ella pasaron algunos de los personajes más encumbrados del Socialismo Ruso.
Esta Sala de Audiencias si bien está reacondicionada llegó a funcionar en los tiempos de Ceaucescu. Un elaborado trabajo de ebanistería sumado a los caireles de cristal y las alfombras de estilo oriental la vuelven una de las más impresionantes de todo el edificio.
Al costado de la Sala de Audiencias se encuentra una más pequeña para que los asistentes de los políticos que llegan allí o bien en visitas oficiales o bien en misiones diplomáticas puedan trabajar cómodamente sin entorpecer los encuentros.
Los enormes pasillos y los salones se comunican por enormes puertas de hierro que llevan en sus fachadas muestras de orfebrería o pequeñas esculturas, volviéndolas verdaderas obras de arte.
Picaportes y puertas reflejan un elaborado trabajo artesanal
Salón de recepción de políticos y mandatarios. Véase la enorme dimensión (alto y ancho) del mismo en función de las necesidades que implicaba la sociabilidad en tiempos en los que Ceaucescu rigió los destinos de Rumania.
En cada uno de los espacios abundan las piezas de todo tipo de artes, siendo las esculturas, las pinturas y los tapices dejando ver la grandeza del patrimonios histórico y cultural de la civilización rumana.
Frescos de estilo barroco reposan en las níveas paredes de mármol blanco que soportan la mayor parte de la estructura. Debido a su importancia, todas las piezas son sometidas periódicamente a un trabajo de conservación y restauro que permita mantenerlas en todo su esplendor.
La arquitectura y los pisos son un elemento digno de observar y para dedicarles un tiempo
El arte socialista también tiene lugar al interior de la casa. Aquí se observa un retrato de una joven campesina rumana recogiendo papas de un campo. El cuadro habría sido realizado por un pintor soviético anónimo que lo habría obsequidado al matrimonio y habría sido llevado allí por ellos mismos para que formara parte de la pinacoteca oficial del palacio.
Techos con trabajos de fina herrería decoran algunas de las salas mas pequeñas del edificio
La Cúpula del Salón de las escaleras es una de las más deslumbrantes de todo el edificio. Ubicada sobre una de las entradas que se habilitan cuando hay actividad social, está ubicada en el centro del salón y oficia de enorme fuente que ilumina las dos escalinatas ideadas para que pudieran bajar por ellas Elena y Nicolae cuando se celebraban diferentes eventos sociales.
Ubicadas en la planta baja, dos escaleras gemelas abrazan el salón. Cuentan que cuando se diseñaron los interiores Elena Ceaucescu las pidió especialmente ya que quería que cuando hubiera eventos sociales, ella y Nicolae pudieran bajar cada uno de la suya y asi juntarse en el centro y saludar a los invitados y ser fotografiados por el equipo rumano de comunicación. Lo cierto es que debido a los trágicos acontecimientos que terminaron con el derrocamiento del dictador y su posterior fusilamiento, nunca llegaron a utilizarlas ya que en ese momento aún no se habían terminado de construir.
Un escalera llevaba el nombre de Elena y la otra el de Nicolae. La unión de ambas simbolizaría la unión y la fortaleza del matrimonio, el cual utilizó esa imagen para aparecer como los padres protectores del pueblo rumano.
El elaborado trabajo de cincelado del mármol en cada una de las escalinatas es realmente sorprendente
Si bien todos los ambientes del edificio sorprenden por su magnificencia, su arte y el carácter hiperrealista que sobrevuela la visita, hay uno de ellos que sorprende a sobremanera, no sólo por la belleza que exhibe sino porque es uno de los que mejor refleja la gran farsa que supuso el comunismo en el país y que no escapaba lo que sucedía en otras repúblicas soviéticas. Al ingresar en el enorme salón de baile, uno se encuentra con una serie de espejos estratégicamente colocados que oficiaban de amplificadores de imagen cuando se llevaban a cabo los encuentros. Asimismo, la construcción de la sala se hizo utilizando materiales que hacen reverberar el sonido y que producen un interesante efecto de eco, el cual venía muy bien en el momento de los aplausos ya que si había pocos invitados en la fiesta (lo cual era común, sobre todo en los últimos tiempos del gobierno de Ceaucescu) los mismos sonaban simulando una una verdadera multitud en la sala.
Los pisos del Salón de baile fueron inspirados en los de una sala del Palacio Hermitage de San Petersburgo (actual sede del Museo Hermitage) dejando en claro la influencia de la cultura soviética en la vida de los rumanos.
Finalizado el recorrido volvi al mismo lugar por el que había entrado. El guía despidió al grupo y le agradeció haberse interesado por la historia de Rumania y haber elegido el tur para descubrir los secretos de la Casa del Pueblo. Una vez afuera me quedé observando la enorme magnitud de la estructura y me fue inevitable pensar en dos cuestiones: la primera, imaginarme la cantidad de personas que trabajó para llevar a cabo la construcción de semejante proeza arquitectónica, y la segunda, más relacionada con el ámbito de la política y tuvo que ver con aquel sueño que tuvo Ceausescu al ordenar su construcción y cómo pensó al pueblo, quien muy pocos años después, con la caída de la U.R.S.S. como corolario final de la Guerra Fría, le quitó el poder que alguna vez le dió y asistió a su fusilamiento como si se tratara de un film hollywoodense.
Hoy la Casa del Pueblo es un importante testigo de aquello que simuló ser un régimen glorioso y que, en el fondo, escondía una de las mayores dictaduras del siglo XX en la cual miles de opositores a Ceausescu debieron emigrar, mientras que otros que no tuvieron la misma suerte acabaron desplazados (tal fue el caso de los gitanos), vigilados, encarcelados, torturados o asesinados en los miles de centros clandestinos que la Securitate del PCR había destinado para tal fin.
Por ello, una visita a la Casa y a sus diferentes espacios debe ser planificada con tiempo y requiere que el visitante indague acerca de quien fue Nicolae Ceausescu, cómo ejerció el poder durante los 25 años de su régimen, qué relación tuvo con su pueblo y con los opositores y cuáles eran las aspiraciones que tenía para Rumania dentro del contexto de repúblicas socialistas soviéticas. En ese sentido les recomiendo que indaguen en diferentes films del nuevo cine rumano, el cual después de 1989 demostró ser el mejor espejo para reflejar la historia de aquellos años y una importante fuente para ahondar en aquel traumático pasado reciente.
Particularmente les recomiendo que vean Autobiografía de Nicolae Ceausescu (Andrej Ujica), un interesante documental de tres horas de duración con imágenes oficiales filmadas entre 1969 y 1989 que fue realizado tras la muerte del dictador y que se supone es la mirada del pueblo luego de haber atravesado aquel trauma que duró varias décadas y que hizo que Nicolae Ceausescu esté considerado uno de los personajes más definitorios de la historia reciente de Rumania.
Casa del Pueblo en Google Maps
Viajar a Bucarest (Información oficial)
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