Circundando la cosmopolita Plaza de Monastiraki se alzan Plaka y Anafiótika, dos barrios que, cargados de tabernas, bares, restaurantes y lugares especializados en la venta de ouzo , marcan el pulso de la moderna vida ateniense. Pero lo cierto es que esa no es la única peculiaridad que presentan estos interesantes espacios ya que, sumado a sus bellezas y el movimiento que presentan a diario, tienen la característica de estar ubicados justo al pie de la Acrópolis, con lo cual se posicionan como un sitio obligado para quienes quieran tener una de las mejores vistas del Partenón y de los monumentos que lo acompañan.
Dada la proximidad de uno y otro (que a simple vista parecen ser un solo barrio) en muchas de las guías de viajes y en los folletos que se entregan en sitios de información turística se aconseja visitarlos simultáneamente, ya que así se podrá tener de una sola vez una visión clara y precisa del desarrollo económico y cultural que sufrió la ciudad tras ser incorporada a la Comunidad Europea.
Para conocer estos significativos barrios atenienses, la mejor forma es comenzar por Plaka, al cual se puede acceder desde la Plaza de Monastiraki, tomando la Calle Adhrianou en línea recta. A medida que se comienza a transitar esta callejuela, se podrá observar un sinfín de negocios especializados en artículos típicos griegos (máscaras, estatuillas, vasijas, reproducciones de columnas de diferentes estilos) así como joyerías, disquerías, librerías e incluso locales de ropa de jóvenes diseñadores atenienses que han encontrado en sus lujosos escaparates, una excelente forma para ser vistos por los miles de turistas que transitan esas calles a diario.
Al llegar a la Calle Lisikratous vale la pena visitar el famoso Monumento a Lisicrates. Esta zona es también conocida como la Calle de los Trípodes, recinto arqueológico en el cual antaño, los vencedores de los antiguos concursos dramáticos dedicaban su premio a Dionisios . El monumento que lleva el nombre de uno de esos vencedores, es una estructura de 4 metros de altura sobre la cual reposan seis columnas en estilo corintio que culminan en una cúpula de mármol en la cual se puede leer la insignia: “Lisicrates de Cicinia,hijo de Lisiteides, fue Corego (corista): la tribu de Acamante ganó la victoria con un coro de jóvenes ; Ceón tocaba la flauta; Lisiades de Atenas dirigía el coro; Evainetos era Arconte”.
Cerca de allí, se puede ver la Calle denominada Víronos, nombre en griego que significa Byron, ya que en ella vivió buena parte de su ajetreada y misteriosa vida Lord Byron , uno de los escritores románticos más importantes de la literatura, quien produjo allí buena parte de su obra, inspirado seguramente por el aire antiguo que desde siempre se respiró en la zona.
Descendiendo en dirección a Monastiraki, les recomiendo que se detengan unos minutos en cualquiera de los negocios callejeros que exhiben alfombras orientales y tapices provenientes de Esmirna, considerados verdaderas obras de arte si se tiene en cuenta que cada una de ellas son diseñadas artesanalmente y que importan un proceso de confección no menor a los 6 meses.
Un consejo a tener en cuenta es que, si bien en Plaka abundan los negocios de recuerdos y artesanías griegas, es preferible no tomarlo como un lugar propicio para hace compras, ya que los precios suelen ser considerablemente más caros que los de los negocios de Monastiraki y ni que hablar si se los compara con los del mercado de Pulgas (aunque sí es aconsejable utilizarlo para comprar artículos específicos de diseño o bien para la moderna bijouterie hecha sobre la base de cristal coloreado, muy de moda por estos días).
ANAFIOTIKA, EL CORDÓN QUE BORDEA EL FORO ROMANO Y ANTECEDE A LA ACRÓPOLIS
Descendiendo barranca abajo desde el Monumento a Lisicrates se encuentra Anafiotika, una pequeña prolongación de Plaka que con sus callejuelas y atractivos rincones recorre el Foro Romano y corona parte del antiguo Agora en el cual los filósofos como Sócrates o Platón impartían sus conocimientos al resto de la Polis. Pero lo cierto es que hoy, poco ha quedado de esos años del esplendoroso siglo de Pericles y la zona se muestra como un reducto decadente, descuidado y con claras muestras de lo que el vandalismo juvenil puede hacer cuando se adueña de sitios poco transitados.
Sobre la calle Anafiotika se encuentran algunas de las casas mas bellas del barrio (repletas de flores, con fachadas típicamente clásicas y recargadas de estatuillas que evocan los tiempos de esplendor) y sobre la otra margen del Foro romano, aparecen entre la vegetación las calles y casas semidestrídas y totalmente transformados por los botes de aerosol de los grafiteros atenienses.
Los dos sitios que más llaman la atención en esa zona son el de la Fundación Melina Mercouri (uno de los mas afectados por las pintadas callejeras) que se dedica a la promoción y desarrollo de las actividades culturales de Atenas, y el otro, es una antigua casa - fácilmente reconocible también por su estado deplorable - en la cual hace más de un siglo vivió uno de los monjes ortodoxos griegos más populares de la ciudad.
Cerca de allí, en dirección a Monastiraki, se encuentra un sinfín de bares, restaurantes y ouzerías, muy recomendables todos si se quiere hacer un alto en la ajetreada caminata. Allí, en la gran mayoría de ellos, a cambio de unos pocos euros se pueden comer algunos de los platos más tradicionales de la cocina griega o bien probar alguno de los exóticos cafés grecos, los cuales si se animan a indagar en los sabores orientales pueden significar en si mismos una aventura inolvidable.