13 Feb
13Feb

Cuando se atraviesa el Sena en las inmediaciones de Saint-Michel, es inevitable no caer rendido ante ese magnífico complejo arquitectónico que conforman la Conciergerie (Antigua conserjería real) y la Sainte- Chapelle, una de las basílicas más bellas y excéntricas de todo París. La capilla fue enviada a construir por Luis IX (rey gobernante entre 1226 y 1270) para resguardar las reliquias de la Pasión de Cristo. La más conocida de ellas era la corona de espinas, adquirida en 1239 por una suma que superó con creces el costo de la construcción del propio edificio.

Esas sagradas reliquias habían pertenecido a los emperadores de Constantinopla desde el Siglo IV. Al comprarlas Luis IX aumentó el prestigio de Francia (y en especial de París como ciudad luz) la cual se convirtió ante los ojos de Europa en la “Nueva Jerusalén” y,por ende, en una segunda capital de la cristiandad.

Durante los años de la Revolución Francesa la capilla sufrió grandes deterioros aunque sus maravillosos vitrales se mantuvieron incólumes quien sabe gracias a que extraña protección. Pero pese a su excelente estado de conservación y sus colores llamativos, la capilla asombra por que en realidad, no es una sino que son dos, construidas una sobre otra.

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