Asistir a un museo del azulejo en cualquier parte del mundo puede ser un sinónimo de aburrimiento pero les aseguro que en Lisboa es toda una excepción a la regla.Ubicado en una de las zonas portuarias menos atractivas de la ciudad, el museo se ubica entre los diez lugares más recomendables para conocer el espíritu lisboeta ya que no sólo exhibe una de las muestras artísticas más llamativas que hayan visto sino que, además, permite un acercamiento a la historia del país de un modo entretenido y visualmente muy atractivo.
Una de las primeras preguntas que sobrevienen cuando se ingresa en el museo (y se encuentra uno con tamaña colección, diversa, polícroma y que ocupa un edificio completo) es: ¿es el azulejo un invento portugués? Y la respuesta claramente es NO, es un invento árabe que ingresó primero en España y luego, a través de Sevilla y por el buen gusto de un rey portugués, llegó a Lisboa para nunca más dejarla.
Según cuenta la historia fueron los árabes quienes por primera vez cocieron finas planchas de barro y luego las esmaltaron, destinándolas para la decoración de sus casas tanto en las paredes interiores como en las fachadas de varias mezquitas. Con los años, y luego de que ocuparan la península ibérica, introdujeron los pequeños ladrillos pintados como elemento distintivo de su cultura en el territorio español, especialmente en en la zona de la actual Andalucía con mayor afluencia en las ciudades de Córdoba, Sevilla y Granada.
Fué allí donde el rey Manuel I (uno de los personajes más importantes de la historia de Portugal) en el siglo XVI visitó Sevilla y, al ver la magnificencia de los azulejos, decidió incorporarlos como elemento decorativo para la espectacular obra arquitectónica que significó el Palacio de Sintra, su residencia mientras ejerció el reinado. A partir de ese momento, el azulejo pasó a ser el medio elegido en el cual los portugueses plasmarían, a través de diferentes formas, colores y combinaciones de esmaltes, gran parte de la historia a medida que ésta se iba desarrollando a lo largo de los siglos.Desde entonces, el azulejo se transformó en un verdadero ícono de la cultura lusitana y nunca dejó se ser utilizado como un medio más expresivo que meramente decorativo y el museo es la prueba viviente de que así fué.
El museo está ubicado en los que antaño fueron los claustros del Convento da Madre de Deus, un recinto del año 1500 que fue construído por orden de Doña Leonor, viuda del Rey Joao II, para que albergara a las monjas de clausura de la época. Joao III le imprime algunos años después un marcado estilo renacentista y su descendiente, Joao V la actual fachada y los interiores barrocos.
En total, el museo está compuesto por varias salas que exhiben los diferentes azulejos acomodados por orden cronológico partiendo de los primeros, realizados por los árabes (y que llegaron allí en épocas en que conquistaron buena parte de la península ibérica) hasta los más modernos diseñados por artistas del siglo XX. Pero no sólo de salas de azulejos se conforma el museo, sino que, para sorpresa de quienes llegan a conocerlo, también alberga una iglesia increíblemente decorada, un claustro de estilo manuelino (el nombre obedece al Rey que lo introdujo en el país) y la Nossa Senhora da Vida, que es una de las pinturas religiosas más representativas del arte portugués en la que sobresale la figura de San Juan Apóstol.
Además de las salas cronológicas se encuentran otras en las cuales se exhiben murales de dimensiones muy grandes, en diferentes combinaciones de colores, formas y significados. Muchos de los muebles que acompañan la colección otorgan un mayor realismo histórico a aquello que se aprecia en el recinto.
Las ventanas de los claustros evocan un cierto gusto por la cultura mudéjar mixturada con elementos ibéricos muy típicos de la región. El blanco y azul de los azulejos denotan que el diseño de los mismos fué realizado por autores lisboetas (en contraposición a la combinación morisca que introduce el amarillo como color fundamental de los diseños)
El claustro principal le otorga al convento una gran luminosidad y el aspecto sacro que requería su investidura cristiana
En el interior, una sala de restauraciones oficia de lugar destinado a mantener, recobrar y analizar gran parte del patrimonio exhibido y otro tanto que va apareciendo con el correr de los años y diferentes excavaciones en sitios arqueológicos o provenientes de colecciones privadas que los donan para que formen parte de la muestra permanente. Además es uno de los sitios predilectos de los estudiantes de arte, ya que pueden ver en vivo y en directo el proceso de restauración de las diferentes piezas.
LA IGLESIA A MADRE DE DEUS, UNA JOYA BARROCA DENTRO DEL MUSEO
La iglesia A Madre de Deus fué construída en el siglo XVI en el mismo momento en que se construyó el convento. El Rey Joao V le anexó los elementos barrocos que persisten en la actualidad y gran parte de él tuvo que ser reconstruído luego del terremoto que modificó la fisonomía de la ciudad a mediados del siglo XVIII.
A las imágenes de madera bañadas en láminas de oro y los retablos provenientes de España, y otros de confección nacional, se suman diferentes murales de azulejos que evocan diferentes escenas de la vida cristiana.
LOS DIFERENTES ESTILOS DE AZULEJOS
Los ángeles son unos de los motivos más representados y puede vérselos formando parte de las escenas representadas o bien como marcos de las diferentes piezas que custodian.
Pasajes bíblicos contenidos en un cuadrado que representa el mundo y las caras de la margen superior representan a dos de los vientos que soplan en ese sitio del planeta tierra.
Motivos cómicos o salidos de diferentes leyendas y mitos portugueses también ocupan los murales
Muchas veces sobre los azulejos se incorporan elementos en mármol u otros materiales. En este caso decidieron agregar una pila bautismal que seguramente habrá servido en épocas del convento para diferentes oficios religiosos.
Motivos históricos (nótese las combinaciones de colores acuarelados y luego fijados con esmaltes)
En la sala del Siglo XX se pueden ver las derivaciones del azulejo y su fuerte presencia como elemento cultural de los portugueses. En este caso, motivos geométricos correspondientes a vanguardias pictóricas encuentran un lugar de expresión en la antigua técnica del azulejo esmaltado.
Motivos de estilo fauvista (nótese la incorporación del rojo, color poco usado en los azulejos clasicos)
Azulejos modernistas en tres dimensiones. Modernismo y espacialidad combinan con las antiguas técnicas
Y luego de ver la cantidad increíble de piezas de todos los tiempos, el museo les regala la oportunidad de que se traigan de recuerdo su propia imagen plasmada en un mural como los que se hacían pintar los reyes o miembros de la nobleza portuguesa. Sin lugar a dudas la foto es un grato recuerdo que inmortalizará su paso por uno de los museos más curiosos y recargado de arte e historia como no hay en muchas otras ciudades del mundo.
MUSEU DO AZULEJO
Dirección: Rúa da Madre de Deus 4
Horario: 14 a 18:00 los martes y de 10 a 18:00 de miércoles a domingos (El primer domingo de cada mes es gratis).
El museo cuenta con una interesante cafetería y restaurante, ambos decorados con azulejos y elementos de la cultura lisboeta. Los precios para comer y tomar algo son muy razonables así que se los aconsejo, sobre todo por que en la zona del museo, al estar alejada del centro, no hay muchos sitios cerca para comer.
Qué ver:
Iglesia A Madre de Deus
San Juan Apóstol de Nossa Senhora
Sala del siglo XX
Más información: Museu do Azulejo