24 Mar
24Mar

Como ya les conté en otro posteo, desde la caída del Muro de Berlín y con el posterior ingreso a la comunidad europea, Budapest cambió (quizás demasiado). Desde el 2000 hasta ahora se ha vuelto una ciudad en la que es posible encontrar grandes centros de consumo (proliferan los shoppings, tiendas, mercadillos barriales e incluso franquicias de cafeterías, casas de comida rápida e ,incluso, casinos y casas de juego por doquier)

Es por eso que con esa nueva forma de entender la "modernidad" algunas calles y avenidas se transformaron en grandes escaparates por los cuales a diario transitan miles de peatones recargados de bolsas de los más diversos artículos. Luego de la Avenida Andrassy (una de las más largas de la ciudad y centro elegido por los compradores) como segunda opción -y no por eso menos importante- se encontrarán con la famosa calle Vaci, o Vaci Utca en húngaro (recuerden que Utca significa calle y la palabra siempre acompaña al nombre) que, si bien cuenta con 500 metros de peatonal, se encuentra tan rebasada de tiendas que vale la pena darse una vuelta y ver de qué forma cambió la vida de los húngaros.

Llegar a la Vaci es muy fácil. Ubicada a un costado del Parlamento (y en línea perpendicular a la Avenida Andrassy) la calle sobresale fácilmente sobre el resto ya que desde temprano se puebla de personas que la usan como punto de partida para desayunar en las cafeterías o snacks y un poco más tarde por turistas que la pueblan hasta altas horas de la noche, en la que queda bastante desierta.

 ¿Con qué se pueden encontrar si planean una visita a la Vaci? pues anoten:

* Tiendas de ropa de los más exclusivos diseñadores del mundo (aunque para los que viajamos con presupuesto limitado hay algunas otras de precios más económicos)
* Zapaterías de altísimo nivel (donde a veces un par de zapatos cuesta tanto como un vuelo desde Budapest a cualquier destino de Europa) 
* Un casino que ocupa casi una manzana completa. 
* Un centro comercial de varios pisos. 
* Una amplísima oferta de restaurantes, cafeterías y tiendas de recuerdos. 
* Varias librerías (aunque son un problema, sobre todo teniendo en cuenta que casi todo el material que venden es en húngaro) 
* Agencias de turismo. 
* Bancos y casas de cambio. 
* Un complejo con varias salas de cine. 
* Algunos teatros donde se representan obras under alejadas del circuito comercial de los grandes teatros.

Si son amantes de las remeras temáticas a la hora de elegir regalos les recomiendo una tienda que exhibe las remeras en un escaparate a la calle y que el local se encuentra dentro de una galería que, antaño, funcionó como una casa de familia. Les aseguro que los motivos que tienen son muy buenos y no son para nada caras (comparadas con prendas de la misma calidad en otras ciudades como París, Praga o Roma)

Estos dos escaparates me invitaron a detenerme un buen rato mientras buscaba regalos. Nunca antes había visto semejante producción artística para una casa dedicada a la venta de semillas y productos de horticultura. 

Muy ingeniosos estuvieron los artistas callejeros cuando elucubraron esta "performance" en plena peatonal. Cuando la ví me imaginé que las verdaderas estatuas vivientes estarían en algún café cercano, paliando los efectos de la nieve y el frío a la vez que llevaban la cuenta de cuántas monedas caían en las alcancías de papel metalizado.

La arquitectura y las ornamentaciones de los edificios que allí se encuentran invitan a que, además de disfrutar del clima callejero, en algún momento levanten la vista para apreciarlas ya que algunas son realmente obras de arte. 

...Y si no observen la fachada de este antiguo edificio hoy transformado en residencia del Payaso Ronald. 

Las casas de productos alcohólicos abundan en la zona y son, además de una buena forma de soportar las bajas temperaturas, las más requeridas a la hora de comprar souvenirs. Ahora bien, si lo que quieren es comprar artesanías, esculturas, telares, ropas bordadas en encaje (muy típicas de la región), tapices, reproducciones de pinturas, alhajeros, bisutería, mamushkas,cristalería o las clásicas bolas kitsch recargadas de nieve con el Parlamento  o el Bastión de los pescadores en su interior, pueden ingresar en cualquiera de los shoppings callejeros (a los cuales en su mayoría se accede a través de una escalera mecánica ya que se encuentran en subsuelos) y se tomen un tiempo para elegir.

Un consejo que les será muy útil es que, más allá del precio que les digan que valen los artículos, siempre regateen, sobre todo si compran en cantidad - y más aún si pagan en efectivo- ya que suelen aumentar el valor para que los compradores acepten el juego y salgan felices de haber llenado varias bolsas.

Y para cerrar el artículo no puedo dejar de mostrarles la parte oscura que toda zona comercial y "próspera" tiene. Claro está que el ingreso al mundo del consumo también trae aparejadas imágenes como éstas. Prepárense para verlas, por que, lamentablemente, al igual que como sucede en casi todas las grandes urbes del mundo, el consumo trae felicidad a quienes pueden hacer uso de su poder adquisitivo y, a otros, por el contrario, los deja fuera del juego, como espectadores silenciosos de una pantalla en constante movimiento y  que proyecta realidades cada vez más desiguales.  

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