12 Feb
12Feb

Cuando el 2022 daba su último suspiro, la Confitería La Ideal reabrió sus puertas y volvió a mostrar su fulgor tal como lo tuvo en 1912. Desde esa fecha hasta la reinauguración siguió un derrotero que no estuvo ajeno a los vaivenes políticos del país y resistió, incluso, hasta profundizada la crisis del 2001. En 2002, cuando este blog recién comenzaba a escribirse, publiqué un artículo en el que daba cuenta de la decadencia que vivía la confitería por aquellos años y de cómo se había transformado en una lucecita que se apagaba cada vez más, en un momento en el que la oscuridad y la desazón sobrevolaban el cielo porteño. 

Hoy, luego de más de una década en la que permaneció cerrada, la Ideal recuperó su brillo y renació como un verdadero Ave fénix en la historia de la cultura argentina. Es por eso que, para testimoniar su reapertura, decidí hacer de este artículo una experiencia escrita en dos tiempos: el primero, emparentado con el texto original (escrito y publicado en aquel negro 2002) y el otro,actualizado, con algunas de las imágenes que tomé en la visita que hice hace unos días y que dan cuenta de la importancia de entender que cada uno de nosotros es patrimonio y forma parte de un pasado, ese que La Ideal con su regreso nos devuelve generosa en forma de memoria.  

(A continuación, el Texto publicado originalmente en Abril de 2002)

El café de Buenos Aires, con todas sus variantes posibles, fue un verdadero hacedor de buena parte de la sociedad porteña. Como antecedente, los historiadores identifican precursor al Café de Marco, aquel reducto del mil ochocientos ubicado en la zona de San Telmo en el que los escritores, periodistas e intelectuales de la época, motivados por Mariano Moreno, formaron la Sociedad Patriótica. En el café porteño se gestaron los partidos políticos y por ellos se difundieron movimientos populares. Asimismo, el café no tardó en ser adoptado por los habitantes de la época como la “Universidad” de la vida ya que allí se podía aprender todo aquello que ninguna casa de estudios enseñaba; como dice el tango “Cafetín de Buenos Aires” se aprendía filosofía, dados, timba y hasta poesía. 

Allí, como reza el tango se lloraba el primer desengaño, se aprendía a fumar y se conseguía un puñado de amigos que hasta después de muertos seguían guiando a los que quedaban en la tierra. En definitiva, el café a principios de siglo era toda una institución que a lo largo de los años y pese a la crisis, ha tratado de mantenerse vivo, evitando morir en el intento.

EL TRASPASO DE CAFÉ A CONFITERÍA 

Con la llegada del siglo XX, no solo los cafés de Buenos Aires, sino de todo el mundo sufrieron diferentes transformaciones. Mientras que en París se fundaban el Aux deux Magots y el Café del Flore, que serían un punto de encuentro de los personajes más representativos del mundo intelectual francés (como Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir y Albert Camus) en la capital porteña también se hizo sentir la necesidad de un cambio en la forma de los cafés.

Así es como el típico café porteño comenzó a adquirir un cierto tono de distinción y de "paquetería" transformándose en confiterías de élite. Aquellas intentaban ser un café “con algo más”. De ese modo, se comienza entonces a cuidar la presentación del lugar, se cambian las viejas sillas y mesas de madera por mesas de mármol o por otras fina y distinguidamente enmanteladas, y se incorporan, además, columnas de estilo clásico, y hasta algunos bares llegaron a comprar lámparas con excéntricos caireles como signo de la ampulosidad en la que se vivía por entonces.

Pero lo más extraño para la época fue la incorporación del despacho de masas y confituras al público. Otro aporte novedoso fue el de imponer la costumbre –desusada hasta entonces- de servir el té a los clientes ya que hasta ese momento era considerado un brebaje que recetaban los médicos únicamente para una finalidad terapéutica. De esta forma en el centro porteño surgieron las confiterías más tradicionales como La Richmond (en Florida al 500), La Helvética, La del Molino (cuyo edificio sería declarado monumento histórico nacional) y La Ideal que fue una de las más importantes de la época, debido al público que atrajo tanto del ámbito nacional como internacional.

LOS ORÍGENES

La Ideal según consta en registros de la ciudad fue inaugurada en 1912, en el mismo lugar que se encuentra actualmente, en la calle Suipacha 360. Hoy se encuentra a metros del obelisco, pero por entonces, aquel símbolo porteño ni siquiera estaba en la imaginación de sus creadores. El año 1912 fue un año muy especial en la historia universal. En materia internacional: en alta mar se hundía el Titanic, en España moría el escritor Menéndez Pelayo y en Rusia los bolcheviques lanzaban el revolucionario diario “Pravda”.

En cambio en la Argentina, la política daba un giro fundamental, ya que se aprobaba la Ley de sufragio libre, se creaba la Asociación Wagneriana y en el ámbito literario dejaba de existir Evaristo Carriego “el poeta de los barrios porteños” mientras que el diplomático Enrique Larreta publicaba “La gloria de Don Ramiro” una de las obras referenciales de la literatura argentina. Lo cierto es que el primer recinto original de la confitería funcionó como salón de té y se hizo famoso por su “Orquesta de Señoritas” , algo poco visto en la época, ya que por entonces no se acostumbraba a que las mujeres asistieran al café , dado que ese era un pasatiempo reservado sólo para los hombres.

La Ideal desde sus comienzos estuvo decorada con las bellísimas columnas de mármol y las puertas estilo art nouveau que aun hoy conserva. De un refinamiento y un buen gusto sólo comparable al imponente y deslumbrante café Tortoni, la confitería se caracterizó por tener entre su clientela público netamente femenino.

Uno de los mozos cuenta: “Allá por los años cuarenta entre las 4 y las 6 de la tarde, el salón se colmaba de chicas que trabajaban en las oficinas de los alrededores y venían a tomar el té después de su horario de trabajo”. Los sábados, también se realizaban despedidas de “solteros” no así de “solteras” ya que los dueños de la confitería creían necesario no mezclar los sexos entre la clientela.

LOS VISITANTES

Entre los personajes más emblemáticos que pasaron por ella figuran: Evaristo Carriego, Florencio Sánchez, Luigi Pirandello, Juan Domingo Perón, Edith Piaff, Charles Trenet, Maurice Chevallier, (quien intercambió teléfonos con uno de los camareros y mantuvieron una excelente amistad vía epistolar hasta la muerte del cantante) y la controvertida Josephine Baker, vedette de lujo del Lido de París.

La mexicana María Félix y Eva Perón fueron las primeras mujeres famosas que asistieron juntas a tomar el té una tormentosa tarde de junio allá por 1946. Años más tarde llegarían María Callas y Aristóteles Onassis, Guy Williams, Catherine Deneuve, Marcello Mastroianni, Vittorio Gassman, Sofía Loren, el director español Pedro Almodóvar , Maurice Bejart, Klaus Kinsky, el grupo “Los Plateros” , Jorge Donn, Maya Plisetskaya, los reyes de España y el pintor Andy Warholl. Incluso Alan Parker rodó en el salón principal de la planta baja escenas para su film “Evita” la ópera protagonizada por Madonna.

Con el paso del tiempo debió aggiornarse a las necesidades del público con lo cual fueron variando la calidad de espectáculos que ofrecían. Entre 1979 y 1981 se convirtió en café-concert. El grupo “Los 5 latinos” cantó allí junto a Estela Raval y el maestro Carlos Figari ejecutó diferentes piezas junto al intérprete de tango Enrique Dumas.

EVITA Y LA MUERTE BAILAN UN TANGO EN LA IDEAL

En 1996, el director Alan Parker rodó allí, junto a Madonna, una de las escenas de su film Evita. Recuerda el dueño de la confitería que la noche del rodaje debieron cerrarse las puertas para preparar la escena. Pero la filmación no se pudo realizar con total tranquilidad debido a que cientos de fans de la cantante pop , se agolparon en las puertas del bar y destrozaron los vidrios de las vitrinas obligando a la policía a cortar durante casi 15 horas la Calle Suipacha entre Corrientes y Sarmiento.

Una vez finalizado el rodaje, un camión celular de la comisaría tercera de la Capital Federal fue el encargado de trasladar a Madonna hasta el Hotel Park Hyatt , dado que Parker temía por la seguridad de la diva.

Años mas tarde, en el 2002, Eliseo Subiela optó por el primer piso de la Ideal para filmar una escena para su película El lado oscuro del corazón II en la que el siniestro personaje de la muerte (excelentemente personificado por Nacha Guevara) se da cita con el poeta Oliverio (Darío Grandinetti) luego de diez años de ausencia y cierran una profunda conversación bailando un tango. La escena, de un altísimo valor metafísico obedece a la estética renovadora impuesta por el director argentino.

(En esta parte de la nota me tomo una licencia y refiero lo escrito en modo textual, ya que es donde se pueden ver reflejadas no sólo la irregular actividad que asolaba a la confitería en aquel 2002  sino también las pocas expectativas de supervivencia en aquel contexto dramático que atravesaba el país)

LA IDEAL, HOY

En la actualidad, en el primer piso se encuentra el salón destinado a todos aquellos que desean compartir la pasión por el tango y se ha convertido - gracias a la concurrencia de estos “milongueros” – en uno de los sitios recomendados por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como uno de los sitios imperdibles para todos aquellos que estén visitando la ciudad.

Además, en los últimos años se alquiló el salón de baile a adolescentes para que realicen allí fiestas privadas, lo que provocó un notable deterioro de las instalaciones. Hasta mediados del 2002 por la noche funcionó una disco, que finalmente fue clausurada debido a los “desastres” que provocaban los jóvenes que asistían. Lo cierto es que la Ideal de hoy, bastante poco tiene que ver con aquella de los años de gloria.

La confitería abre sus puertas a las 8 de la mañana y muchas veces los mozos deben esperar hasta la tarde para recibir al primer cliente. Poco queda de esos tiempos de gloria en los que lo mejor de la escena mundial pasaba por ella dando testimonio de la grandeza del café porteño.

Los hombres del siglo XXI – a diferencia de aquellos del 1900 – obligados por el ritmo vertiginoso que obliga la modernidad, han cambiado el “café expreso” de antaño por el café rápido que muchas veces deben tomar parados en esos bares al paso, modernos, con luces dicroicas y con un sentido funcional de la estética, que parecen salidos todos de la imaginación del mismo arquitecto.

Hoy se sufre de falta de tiempo, falta de dinero, falta de imaginación, falta de conciencia y falta de memoria. Y se sabe que los pueblos que no tienen memoria están condenados al fracaso por que van camino a la pérdida de su identidad. Y quien pierde su identidad, también pierde su dignidad.

Mientras tanto, en el número 360 de la Calle Suipacha, tras los vidrios de una vieja puerta estilo Art Nouveau, los fantasmas de cantantes, escritores, actores, pintores, políticos, señoritas de orquesta, jóvenes muchachas que salían de sus trabajos y demás personajes de la misteriosa Buenos Aires, al apagarse las luces del café, seguramente bailarán un tango, recordarán la tarde que lloraron el primer desengaño; nacieron a las penas, bebieron sus años y se entregaron sin luchar. 

Veinte años después sorprende leer aquellas líneas y parece mentira que la historia se haya revertido para bien. Hoy, a diferencia de la oscuridad y la tristeza que la caracterizaban entonces, La Ideal volvió a brillar como lo hizo hace más de un siglo cuando decenas de hombres y mujeres llegaban a sus salones para compartir charlas, secretos, ilusiones, desamores, desengaños y acordes de tangos que les permitían, quizás, conocer al amor de sus vidas.

En esta nueva etapa, apenas se atraviesa la puerta de ingreso, el visitante tiene la sensación de haber viajado en el tiempo y es inevitable que sienta que aquellos fantasmas que antes deambulaban en búsqueda de un purgatorio mientras sonaba un tango de fondo, hoy nos dan la bienvenida escondidos en algún rincón del salón iluminado por los colores del vitral.

LA NUEVA IDEAL EN IMÁGENES

Aquí les comparto algunas de las imágenes de la nueva Confitería La Ideal. Si luego de verlas les dan ganas de viajar un rato al pasado no duden en acercarse al Nº 360 de la Calle Suipacha para vivir la experiencia personalmente. 

La cúpula le provee al salón de la planta baja una de las entradas de luz más increíbles que se pueda ver en cafés de la zona del microcentro. Las columnas fueron restauradas siguiendo el proceso más estricto de conservación del patrimonio y volvieron a recuperar el brillo que habían perdido antes de su recuperación.

En la restauración del vitral trabajó un equipo altamente calificado el cual contó entre sus integrantes con jóvenes formados en importantes centros de restauración de Europa. Uno de ellos,por ejemplo, participó de la recuperación y conservación de algunos de los vitrales góticos de la Catedral de Chratres en Francia. 

Muebles que permanecían en el salón desde la época de la fundación de la confitería fueron restaurados y puestos en valor acompañados de imágenes que forman parte del álbum de visitantes que pasaron por ella a través de largas décadas. 

La cantante argentina Sandra Mihanovich dedicó un plato de puño y letra el cual convive con memorabilias y expresiones de buenos deseos enviados por famosos de todo el mundo. Una vitrina especialmente puesta para tal fin se irá completando a medida que viajeros, visitantes célebres o personajes del mundo del espectáculo dejen sus dedicatorias u objetos para ser compartidos con los parroquianos de la confitería.  

Una selecta colección de vinos, dulces varios y el clásico dulce de leche argentino se pueden adquirir solicitándolos en el mostrador principal ubicado ubicada en la entrada de la Calle Suipacha. 

Confituras, bombones, pastelería y una gran oferta de facturas artesanales se venden en la entrada de la confitería y se pueden adquirir sin necesidad de tener que consumir en el salón. 

                                            Dulces y confituras de gran calidad

Cerca del mediodía las tradicionales "picadas" se transforman en el tentempié elegido por aquellos que hacen un alto en sus actividades o bien disfrutan un encuentro entre amigos. 

En la entrada principal se pueden ver algunos objetos rescatados, restaurados y puestos en exhibición como si se tratara de piezas de museo. Así se pueden ver desde máquinas de escribir, papel de carta, sobres con el logo institucional de la confitería y algunos escritos de puño y letra de algunos de los personajes famosos que la frecuentaron a lo largo de la historia.

La puesta en escena que supone la vidriera principal evoca a las de las grandes marcas internacionales. Con una clara reminiscencia histórica y rescatando al tiempo como la cara más visible del pasado, supone un verdadero encuentro con el arte y la toma de conciencia de que La Ideal, más que una confitería o un café, es una gema porteña que atesora memoria.

                       Fachada restaurada y puesta en valor para la reinauguración

                                                         Actual fachada restaurada 

Para terminar el recorrido fotográfico les recomiendo que vean este programa especial de Proyecto Patrimonio de Canal (á) donde se hace un resumen de las obras que implicaron el proceso de restauración arquitectónica del edificio.

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