14 Aug
14Aug

POR LOS CAMINOS DE PICHEUTA

Veintiún kilómetros más debimos andar hasta que el autobús comenzó a bordear caminos sinuosos, angostos y pedregosos. En el mismo momento en que frenó su marcha y comenzamos a descender del mismo, me sentí como dentro de un paraje de ensueño y que nada tenía que envidiarle a algunos rincones publicitados de pequeños pueblos perdidos en algun pequeño país del este europeo.

A mi derecha visualicé una casa perdida en medio de la montaña, y luego de preguntar, me dijeron que era propiedad de los gendarmes que cuidan el lugar. ¿Y cómo se llama este lugar? pregunté. Y la respuesta me sonó a vocablo indígena: Picheuta, el pueblo que fué jugó un papel fundamental en el cruce de los Andes.

Por él pasaron San Martín con su ejército y el mismísimo O´Higgins con el suyo. Y lo cierto es que el paraje no sólo fué importante por la cantidad de recursos naturales que posee sino por que, además, era uno de los más estratégicos respecto de la posición fronteriza con el hermano país. Pero si bien el paso de la historia le daba un aire pintoresco y extremadamente agreste, decidí dejar de lado esos datos y dedicarme a disfrutar un poco mas de los paisajes y extrañezas que se ponían delante de mis ojos y que no tuve más remedio que acabar fotografiando, puesto mi naturaleza de cronista así me lo obliga.

 Mientras todos se agolparon frente a una de las márgenes del Río Picheuta, yo aproveché para ir en la dirección contraria y asi poder hacer algunas tomas con un poco mas de tranquilidad y espacio (dado que del otro lado, los turistas agachados sorbían el agua helada que corría entre las piedras y guijarros del rio, además de posar entre las formaciones rocosas como si de un set de filmación se tratara).

- Anoche debe haber bajado mucho la temperatura, el agua está escarchada ,me dijo el guía del grupo, quien aprovehcó el comentario para acercarse y preguntarme si era fotógrafo ya que mi cámara puede parecer un poco estrambótica y, mi accionar, a veces, me delata más de lo que yo quisiera.

Efectivamente la noche anterior había bajado mucho la temperatura. El agua se convirtió en escarcha y la naturaleza, con sus colores y texturas, nos regaló imágenes como éstas. 

Sobre una de las márgenes del congelado río descansa el Puente Colonial de Picheuta, una obra arquitectónica de una extraña belleza y que no sólo evoca un estilo medieval sino que, dese hace algunos años, forma parte del listado de Monumentos históricos del país. 

Según cuenta la historia, el puente fue realizado en el S. XVIII y la orden de su construcción provino del Virrey de Chile Ambrosio O´Higgins. Al parecer en sus inicios funcionó como el paso fronterizo entre los dos países y luego le sirvió de punto de apyo vital en la campaña del cruce de los Andes al Gral. Don José de San Martín.

El puente es muy bello, construído con adoquines y argamasa y evoca aquellos de la campiña francesa o esos que hacen grandiosos a algunos pequeños pueblos de España o de los países eslavos.

DESDE PICHEUTA AL ACONCAGUA (O ALLÍ DONDE LOS CÓNDORES REINAN LOS CIELOS)

Luego de un buen rato en el colorido pueblito de Picheuta, proseguimos la marcha hacia el segundo tramo de las altas montañas y que tenía paradas previstas en el centro de Sky de Penitentes, la base del Aconcagua, y algunos otros pequeños poblados que coronan el camino hacia el Cristo Redentor, otro punto de vital importancia en el derrotero Sanmartiniano y que, lamentablemente por condiciones climáticas, es muy difícil llegar a ver.

Penitentes fue el siguiente punto de descenso. Ubicado sobre la base de un grupo montañoso denominado Los Penitentes (denominado así ya que si se lo observa y se usa un poco la imaginación, en algunos de los picos que sobresalen de las laderas de las montañas, se pueden ver unas figuras que parecen monjes encapuchados de espalda, en actitud de penitencia y oración) este espacio es, junto al Aconcagua y el Puente del Inca uno de los grandes imprescindibles en una visita a la "Mendoza blanca".

En este centro se puede optar por pasar un día con ascenso en la aerosilla y disfrutar de las pistas de sky con diferentes niveles, o bien, tomar un sky-week pernoctando en los hoteles del complejo ubicado en la base del cerro, muy atractivo y que nada tiene que envidiarle a otros centros de sky del país o del mundo.  

Luego llegó el Aconcagua. Casi 6.000 metros de altura separan al turista o simplemente viajero de los escaladores profesionales, quienes se preparan durante años para llevar a cabo su escalada, ya que es uno de los más importantes del planeta y elegido por quienes hacen del montañismo un modo de vida. Por razones más que obvias no pude ascender hasta esa altura sino que llegué hasta la base y desde allí lo admiré en su magnificencia de gigante blanco. Paisajes de Suiza volvieron a mi mente, esos que ví desde la ventanilla del Pendolino allá en el año 2000 cuando iba camino hacia Milán.

Indudablemente es cierto que en algún momento de la humanidad Andes y Alpes fueron la misma cosa, por que la similitud entre ambos es más que notoria y asombra a sobremanera cuando se tuvo la posibilidad de haber conocido ambos.  

Ésta es la foto que inmortalizó el momento en que estuve en la base del Aconcagua. Creo que va a ser lo más cerca que estuve y estaré de él. 

Y esta otra la hice para que vean la magnitud de la nieve, la inmensidad del lugar y lo pequeño e insignificante que resulta el hombre cuando la naturaleza se impone.

En el próximo paraje (muy cerca del Puente del Inca) el Aconcagua se niega a esconderse y esgrime sus picos de modo soberbio entre montañas cobrizas, árboles de coníferas color oliva y vías de trenes que, desde hace algunos años ya, no llegan ni parten de allí. 

Y al otro lado, en un marco realmente increíble, estas casas de los gendarmes y guardaparques que custodian el Cerro aparecen claras, luminosas y con una presencia humana que le da al lugar un aire de ensueño pocas veces visto en otros lugares del planeta. Y por suerte lo tenemos aquí, en nuestro país, al alcance de la mano para visitarlo cuantas veces querramos. 

Excursión a Circuito Alta Montaña

- Duración: Aproximadamente 9 horas
-Recorrido: Sale de Cdad. de Mendoza y recorre Uspallata, Picheuta, Penitentes, Puente del Inca, Camino al Cristo Redentor. (la ascensión al Cristo dependerá del clima, pero tener en cuenta que durante el invierno permanece cerrado al público)
Se la puede contratar en los hoteles o bien en cualquiera de las agencias de turismo de la ciudad de Mendoza (En el caso de querer hacer la excursión en auto tener en cuenta que las rutas si bien están en excelente estado, las condiciones climáticas y los caminos de ripio pueden ser un problema para aquellos que no están acostumbrados a movilizarse en ellos)
- Qué y donde comer: Las opciones de comida pueden ser varias. O bien pueden optar por llevarse sus alimentos (tener en cuenta que durante el recorrido no hay demasiados lugares para comprar). La segunda opción es comer en algún restaurante del circuito (preferentemente se elige el que está frente al Puente del Inca) y el cubierto tiene una base de $80 en menú fijo. Al lado se encuentra un restaurante de comidas rápidas donde se pueden comer sándwiches o hamburguesas por la mitad de precio.

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