22 Aug
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Desde tiempos inmemoriales, el hombre no solo ha tenido la necesidad de explicar a través de figuras mitológicas todo aquello que escapaba a su aprehensión racional, sino que además, en todas las épocas, confió en seres superiores a los cuales les atribuyo cualidades protectoras y que en el fondo, de una forma u otra, representaban un modo valido para justificar su existencia en esta tierra.
 Así es como podemos ver que desde los griegos hasta hoy, la mayoría de los pueblos (ya estén formados por millones de personas o bien sean grupos minoritarios aislados) continúan con la tradición de respetar y seguir a determinados dioses, rindiéndoles culto y alabándolos para que los proteja de las diferentes injusticias a las que están sometidos en la vida terrenal.

Lo cierto es que, a medida que el mundo fue avanzando y comenzaron a darse las diferentes conquistas en diversos lugares del globo, en algunos casos se produjeron algunas modificaciones en la forma de interpretar la religión y, por ende, se impusieron además, algunos dioses que los pueblos receptores de las nuevas culturas ni siquiera conocían. Uno de los ejemplos mas claros que hay de la imposición de un nuevo dios y el sinfín de santos que lo acompañan, fue el del catolicismo, ya que durante los negros anos de la conquista de América logro acabar con las creencias de los pueblos originarios (aztecas, mayas o incas) y los obligo a que, de forma sincrética, comenzaran a incorporar el culto por nuevos dioses en su vida cotidiana.

De todos los casos de fusión entre las creencias originarias y la imposición por creer en nuevo dioses, el de Guatemala quizás sea uno de los mas particulares e interesantes que se pueda ver en América Central. Cuando Pedro de Alvarado llego a la region acompañado por los jesuitas encargados de llevar a cabo el proceso de evangelización, se encontró con que gran parte de la población maya aun seguía oficiando rituales y diferentes actos litúrgicos tal cual como lo habían marcado sus ancestros.

Cuando se llega a la Antigua Guatemala, Sololá o Chichicastenango (tres de las ciudades con mayor atractivo cultural para ver en el pais) una de las cosas que mas llaman la atención es la cantidad de estatuas de un hombre vestido de negro, con sombrero y bigotes, al que los indígenas (casi la mayor parte de la población guatemalteca) le rinden especial culto y respetan como uno de sus máximos protectores. Por eso es que, al presenciar semejante acto de fe, la primera pregunta que inevitablemente asalta al viajero es ¿Quién es el señor de bigotes al que todos tanto respetan y veneran con tan enceguecida devoción?. 

Pero mas allá de que a los españoles no les fue nada difícil suplantar la religión maya por el catolicismo, buena parte de la población indígena logro burlar ese designio y comenzó a adaptar algunos santos propuestos por el dogma romano atribuyéndoles los caracteres de muchos de los dioses que veneraban desde los dorados anos del imperio.
Sin lugar a dudas, uno de los que ha podido trascender en el tiempo y ,en la actualidad, ya se ha erigido como un verdadero icono de la cultura quiche es Maximon, un santo al que se le rinde culto en varios pueblos de Guatemala y que cuenta con una historia sumamente rica y mas que interesante.

EL MISTERIOSO SENOR DE BIGOTES QUE HABITA TODOS LOS RINCONES DEL PAIS 

Y lo cierto es que las respuestas son varias. Según el antropólogo Edelberto Tomas Rivas (uno de las máximas eminencias en la materia), el culto a esta imagen pretende adorar a Simon el mago, o San Simón patrono de los brujos, quien llego a América perseguido por la inquisición. Por su parte, Miguel Angel Asturias (premio Nobel de literatura) dice que, en realidad, Maximon no es mas que la representación que hizo la población indígena del mismo Pedro de Alvarado.

Pero lo cierto es que la verdadera historia es bien distinta de estas dos interpretaciones. Según algunos estudiosos del sincretismo americano, declaran que Maximon no es ni mas ni menos que la representación de K´Maximon, uno de los lideres políticos que tenían los mayas en el momento de la llegada de Alvarado y que murio en la hoguera como castigo por rebelarse a entregar lo poco que quedaba del imperio. (Esta es la versión mas aceptada, aunque otra rama dentro de este grupo asegura que la verdadera identidad de Maximon es la de un santo indígena que tomo su nombre prestado del San Simón Católico.

Según sea el pueblo en que se lo vea, Maximon adquiere diferentes fisonomías, ya que, a lo largo del tiempo, cada grupo étnico le ha ido imprimiendo su impronta particular. Así, por ejemplo, mientras que en San Jorge Laguna tiene una expresión de ahorcado y en San Simon de Zunil lleva lentes oscuros (y reloj digital), en algunos pueblos en los que hubo una marcada actividad guerrillera, lo visten con ropas militares y , hasta incluso, se le llega a poner varias condecoraciones en el pecho como un claro signo de omnipotencia.

Quienes lleguen a cualquiera de esas tres ciudades en las que el santo es venerado, podrán ver que entre algunos de los rituales que se le llevan a cabo, figuran el de prenderle un cigarro, ofrecerle diferentes bebidas alcohólicas y también, en algunos casos, colocarle unos cuantos quetzales entre sus ropas para que brinde la protección necesaria a todos aquellos que fielmente la requieran.

El culto oficial se lleva a cabo en Santiago de Atitlán (en Solola) durante el mes de octubre. Por esas fechas, muchas de las cofradías que se reúnen como seguidores de su figura, llevan a cabo diferentes rituales en su honor y en algunos casos, lo van rotando por varios de los hogares de sus fieles, para que les proporcione todos aquellos deseos que le confían ciegamente amparados en su fe.

Fuentes consultadas:
Maximon: Infografia, Diario Prensa Libre, 06/06/2004.
Lara Figueroa, Celso: Fieles, difuntos, santos y animas benditas en Guatemala. Una evocacion ancestral, Ed. Artemis Edinter, 2003.

* Imagen de cabecera extraída del Diario República de Guatemala

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