09 Feb
09Feb

MENFIS: LA PRIMERA GRAN CAPITAL DEL ANTIGUO EGIPTO

Poco a poco las casas de barro y las construcciones precarias quedaron detrás y a través del espejo retrovisor comenzó a verse la entrada a una ciudadela, repleta de autobuses y nativos recargados de elementos autóctonos, que cruzaban la ruta corriendo y descalzos, sin que se notara siquiera, la ausencia de calzado. Estacionamos el auto y entramos al pequeño espacio, sitio reducido a unos pocos monumentos ubicados en un corto perímetro y que poco tiene que ver hoy con la magnificencia y esplendor que gozó la zona en épocas de Ramsés II, cuando era un verdadero centro de divertimento y de construcción casi en serie de los miles de colosos que llevaban su nombre y que se encuentran distribuidos por todo el país.

SAKKARA: LA CIUDADELA DEL REYZ ZOSER

Mientras retomamos la ruta, Ahmed se comunicó por el celular con alguien de su familia y mostró cara de preocupación. Estábamos en medio del desierto y la antena no captaba la onda de radio, o sea que toda lógica indicaba que, salvo por el teléfono, estábamos completamente aislados del resto de la ciudad.
- Parece que el tema se está complicando más de lo que se creía - me dice, creyendo que yo estaba al tanto de cual era la situación que estaba atravesando el país.
- Algo vi en televisión- le contesté – pero no creí que fuera tan grave (de hecho, las imágenes que había visto en Roma sólo mostraban a un grupo de jóvenes estudiantes que previa convocatoria por Facebook habían logrado un apoyo importante y estaban pidiendo la destitución del presidente Mubarak)
- Al parecer es mucho mas grave de lo que pensamos, dijo. Aunque esto es bueno para nuestro país, por que este hombre debe dejar el poder, debe dar espacio a los jóvenes. Hace más de treinta años que está gobernando. Nosotros siempre decimos que ustedes (por los argentinos) pudieron cambiar 5 presidentes en 3 dias y nosotros no podemos cambiar a uno en treinta años- con lo cual, no pudimos evitar la risa colectiva, incluso la del chofer, que no hablaba español pero le habrá causado tanta gracia nuestra risa que decidió acoplarse a las carcajadas. De más está decir que en el trayecto hacia Sakkara fuimos hablando de la -hasta entonces- “manifestación pacifica” en la Plaza del Tahir.

Apenas llegamos, Sakkara me envolvió con su extraña belleza. La pirámide del Rey Zoser (conocida como la pirámide sin punta, casi en forma de mastaba) es un real ejemplo de la soberbia de un imperio que no tiene reparo en mostrarse, aún hoy, como el más grande de la historia, luego del romano. El sol del mediodía mezclado con el grisáceo cielo de Gizah la elevaban a la altura de cualquier pintura del impresionismo francés y hacían que quienes estábamos allí, sintiéramos que no era una mera casualidad del destino; era también un regalo divino.

Entramos y salimos por los recovecos de la ciudadela y hasta nos internamos en cada rincón del Conjunto funerario de Unas, uno de los lugares arqueológicos más antiguos del imperio y mejor conservados. Un guardia beduino observaba meticulosamente cada movimiento que hacíamos cada uno de los que estábamos allí. Con un temple poco visto en hombres árabes (acostumbrados a los gritos, empujones y malos modos) se pasaba la mano por la barbilla mientras que de reojo monitoreaba como un escáner a un grupo de japoneses, quienes según me contó Ahmed, tienen famas de ser ladronzuelos arqueológicos y siempre se les encuentra alguna piedra, o los trozos pequeños, casi insignificantes que por la erosión pierden algunas de las piezas que engalanan las construcciones, tales como las serpientes que bordean una de las paredes del conjunto funerario o los pies de un grupo escultórico al cual le robaron los cuerpos completos de los faraones. 

El sol comenzó a expandirse y, sobre el suelo desértico, la temperatura acompañó el ritmo. Cansados de caminar volvimos al auto y nos dirigimos al gran punto de la visita: el complejo de las tres pirámides y la colosal Esfinge.

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